SALMO 105 (104)
La acción de Dios en favor de Israel
(1~Cr 16.8-22)
1 ¡Den gracias al Señor!
¡Proclamen su nombre!
Cuenten a los pueblos sus acciones.
2 Canten himnos en su honor.
¡Hablen de sus grandes hechos!
3 Siéntanse orgullosos de su santo nombre.
¡Siéntase alegre el corazón
de los que buscan al Señor!
4 Recurran al Señor, y a su poder;
recurran al Señor en todo tiempo.
5 Recuerden sus obras grandes y maravillosas,
y los decretos que ha pronunciado.
6 ¡Ustedes, descendientes de su siervo Abrahán!
¡Ustedes, hijos de Jacob, sus escogidos!

7 El Señor es nuestro Dios;
¡él es el Juez de toda la tierra!
8 Ni aunque pasen mil generaciones
se olvidará de las promesas de su alianza,
9 de la alianza que hizo con Abrahán,
del juramento que hizo a Isaac
10 y que estableció como ley para Jacob,
como alianza eterna para Israel,
11 cuando dijo:
«Voy a darte la tierra de Canaán
como la herencia que te toca.»

12 Aunque ellos eran pocos,
unos cuantos extranjeros en la tierra,
13 que iban de nación en nación
y de reino en reino,
14 Dios no permitió que nadie los maltratara,
y aun advirtió a los reyes:
15 «No toquen a mis escogidos
ni maltraten a mis profetas.»

16 Hizo venir hambre a aquella tierra,
y les quitó todo alimento.
17 Pero envió delante de ellos a José,
al que habían vendido como esclavo.
18 Le hirieron los pies con cadenas;
¡lo aprisionaron con hierros!
19 La palabra del Señor puso a prueba a José,
hasta cumplirse lo que José había anunciado.
20 El rey, el señor de mucha gente,
ordenó que le dieran libertad;
21 lo nombró amo y señor de su casa
y de todo cuanto tenía,
22 para que enseñara e hiciera sabios
a los jefes y a los ancianos.

23 Vino después Israel, que es Jacob,
y vivió como extranjero en Egipto,
en la tierra de Cam.
24 Dios hizo crecer en número a su pueblo,
y lo hizo más fuerte que los egipcios.
25 Pero hizo también que los egipcios
se pusieran en contra de su pueblo;
hizo que engañaran a sus siervos.

26 Entonces Dios envió a su siervo Moisés,
y a Aarón, a quien había escogido,
27 y ellos realizaron grandes señales en el desierto:
¡grandes maravillas en la tierra de Cam!
28 Envió Dios una oscuridad que todo lo cubrió,
pero los egipcios desdeñaron sus palabras.
29 Convirtió en sangre el agua de sus ríos,
con lo que hizo morir a sus peces;
30 infestó de ranas el país,
y aun la alcoba del rey.
31 A la voz de Dios, nubes de tábanos y mosquitos
invadieron el territorio egipcio.
32 En vez de lluvia, envió sobre el país
granizo y llamas de fuego.
33 Destrozó sus viñas y sus higueras;
¡destrozó los árboles de Egipto!
34 Habló Dios, y llegaron las langostas;
¡eran tantas que no se podían contar!
35 ¡Devoraron la hierba del campo
y todos los productos de la tierra!
36 ¡Dios hirió de muerte, en Egipto mismo,
al primer hijo de cada familia egipcia!

37 De allí Dios sacó a su pueblo
cargado de oro y plata,
y nadie entre las tribus tropezó.
38 Los egipcios se alegraron de verlos partir,
pues estaban muertos de miedo.
39 De día Dios mandó una nube para cubrirlos,
y de noche un fuego los alumbraba.
40 Pidieron comida, y les mandó codornices,
y con pan del cielo sació su hambre.
41 Partió la roca, y de ella brotó agua
que corrió por el desierto como un río.
42 Pues se acordó de la santa promesa
que había hecho a su siervo Abrahán.
43 Fue así como entre gritos de alegría
Dios sacó a su pueblo escogido,
44 y les dio las tierras de otras naciones
y el fruto del trabajo de otros pueblos,
45 para que respetaran y atendieran
las leyes y enseñanzas del Señor.

¡Aleluya!
SALMO 105 (104)
La acción de Dios en favor de Israel
(1~Cr 16.8-22)
1 ¡Den gracias al Señor!
¡Proclamen su nombre!
Cuenten a los pueblos sus acciones.
2 Canten himnos en su honor.
¡Hablen de sus grandes hechos!
3 Siéntanse orgullosos de su santo nombre.
¡Siéntase alegre el corazón
de los que buscan al Señor!
4 Recurran al Señor, y a su poder;
recurran al Señor en todo tiempo.
5 Recuerden sus obras grandes y maravillosas,
y los decretos que ha pronunciado.
6 ¡Ustedes, descendientes de su siervo Abrahán!
¡Ustedes, hijos de Jacob, sus escogidos!

7 El Señor es nuestro Dios;
¡él es el Juez de toda la tierra!
8 Ni aunque pasen mil generaciones
se olvidará de las promesas de su alianza,
9 de la alianza que hizo con Abrahán,
del juramento que hizo a Isaac
10 y que estableció como ley para Jacob,
como alianza eterna para Israel,
11 cuando dijo:
«Voy a darte la tierra de Canaán
como la herencia que te toca.»

12 Aunque ellos eran pocos,
unos cuantos extranjeros en la tierra,
13 que iban de nación en nación
y de reino en reino,
14 Dios no permitió que nadie los maltratara,
y aun advirtió a los reyes:
15 «No toquen a mis escogidos
ni maltraten a mis profetas.»

16 Hizo venir hambre a aquella tierra,
y les quitó todo alimento.
17 Pero envió delante de ellos a José,
al que habían vendido como esclavo.
18 Le hirieron los pies con cadenas;
¡lo aprisionaron con hierros!
19 La palabra del Señor puso a prueba a José,
hasta cumplirse lo que José había anunciado.
20 El rey, el señor de mucha gente,
ordenó que le dieran libertad;
21 lo nombró amo y señor de su casa
y de todo cuanto tenía,
22 para que enseñara e hiciera sabios
a los jefes y a los ancianos.

23 Vino después Israel, que es Jacob,
y vivió como extranjero en Egipto,
en la tierra de Cam.
24 Dios hizo crecer en número a su pueblo,
y lo hizo más fuerte que los egipcios.
25 Pero hizo también que los egipcios
se pusieran en contra de su pueblo;
hizo que engañaran a sus siervos.

26 Entonces Dios envió a su siervo Moisés,
y a Aarón, a quien había escogido,
27 y ellos realizaron grandes señales en el desierto:
¡grandes maravillas en la tierra de Cam!
28 Envió Dios una oscuridad que todo lo cubrió,
pero los egipcios desdeñaron sus palabras.
29 Convirtió en sangre el agua de sus ríos,
con lo que hizo morir a sus peces;
30 infestó de ranas el país,
y aun la alcoba del rey.
31 A la voz de Dios, nubes de tábanos y mosquitos
invadieron el territorio egipcio.
32 En vez de lluvia, envió sobre el país
granizo y llamas de fuego.
33 Destrozó sus viñas y sus higueras;
¡destrozó los árboles de Egipto!
34 Habló Dios, y llegaron las langostas;
¡eran tantas que no se podían contar!
35 ¡Devoraron la hierba del campo
y todos los productos de la tierra!
36 ¡Dios hirió de muerte, en Egipto mismo,
al primer hijo de cada familia egipcia!

37 De allí Dios sacó a su pueblo
cargado de oro y plata,
y nadie entre las tribus tropezó.
38 Los egipcios se alegraron de verlos partir,
pues estaban muertos de miedo.
39 De día Dios mandó una nube para cubrirlos,
y de noche un fuego los alumbraba.
40 Pidieron comida, y les mandó codornices,
y con pan del cielo sació su hambre.
41 Partió la roca, y de ella brotó agua
que corrió por el desierto como un río.
42 Pues se acordó de la santa promesa
que había hecho a su siervo Abrahán.
43 Fue así como entre gritos de alegría
Dios sacó a su pueblo escogido,
44 y les dio las tierras de otras naciones
y el fruto del trabajo de otros pueblos,
45 para que respetaran y atendieran
las leyes y enseñanzas del Señor.

¡Aleluya!