1 «Así que ahora, este mandamiento es para ustedes, los sacerdotes: 2 Ustedes deben obedecerme y honrarme de verdad. Si no lo hacen, yo los maldeciré. Y como no han tomado en serio el honrarme, yo convertiré en maldición incluso los beneficios que reciben de su sacerdocio.» Esto lo dice el Señor todopoderoso.
3 «Voy a quitarles su poder y a arrojarles en la cara el estiércol de los animales que traen para sacrificar. ¡Y junto con el estiércol, también ustedes serán desechados! 4 Así sabrán que yo les he dado este mandato para que mi alianza con Leví permanezca firme.» Lo dice el Señor todopoderoso.
5 «Mi alianza con Leví era de vida y paz, y la establecí para que me respetara; y él me respetó y mostró reverencia hacia mí. 6 Leví enseñaba la verdad y no había maldad en sus labios. Se conducía en paz y rectitud conmigo, y apartó a muchos de hacer lo malo. 7 Los sacerdotes son los que deben cuidar el conocimiento; la gente busca en ellos la instrucción, porque ellos son mensajeros del Señor todopoderoso.
8 »Pero ustedes, sacerdotes, se han apartado del buen camino; con sus enseñanzas han hecho tropezar a muchos. Así, ustedes han arruinado mi alianza con Leví. 9 Por eso, yo también haré que todo el pueblo los tenga por viles y despreciables; porque no me han obedecido y porque, además, cuando enseñan a la gente no tratan a todos por igual.» Lo dice el Señor todopoderoso.
La infidelidad de Israel
10 ¿Acaso no tenemos todos un mismo padre? ¿Acaso no nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, entonces, nos traicionamos unos a otros, violando así la alianza que hizo Dios con nuestros antepasados? 11 Judá es culpable de traición, y en Jerusalén y en Israel se cometen acciones horribles. Porque Judá ha violado el santuario amado del Señor al casarse con la hija de un dios extranjero. 12 ¡Que el Señor borre de nuestra nación a quienes hacen estas cosas, incluidos testigo y defensor, aunque traigan ofrendas al Señor todopoderoso!
13 Pero ustedes aún hacen más: cubren de lágrimas el altar del Señor, y lloran con grandes lamentos porque el Señor ya no acepta con gusto sus ofrendas. 14 ¿Y aún preguntan ustedes por qué? Pues porque el Señor es testigo de que tú has traicionado a la mujer de tu juventud. ¡Ella era tu compañera, y tú tenías un pacto con ella! 15 ¿Acaso Dios no los ha hecho un solo ser, de carne y espíritu? Y este ser ¿qué busca? Pues una descendencia dada por Dios. ¡Entonces tengan cuidado ustedes de su propio espíritu, y no traicionen a la mujer de su juventud! 16 El Señor todopoderoso, Dios de Israel, dice: «Yo aborrezco al que rechaza a su mujer y se contamina cometiendo violencia. ¡Cuídense, pues, de su propio espíritu, y no traicionen!»
El día del juicio
17 Ustedes han cansado al Señor con sus palabras; y todavía preguntan: «¿Pues qué hicimos para cansarlo?» Y es que ustedes han dicho que al Señor le agradan los que hacen lo malo, y que está contento con ellos; y también dicen que Dios no hace justicia.
1 «Así que ahora, este mandamiento es para ustedes, los sacerdotes: 2 Ustedes deben obedecerme y honrarme de verdad. Si no lo hacen, yo los maldeciré. Y como no han tomado en serio el honrarme, yo convertiré en maldición incluso los beneficios que reciben de su sacerdocio.» Esto lo dice el Señor todopoderoso.
3 «Voy a quitarles su poder y a arrojarles en la cara el estiércol de los animales que traen para sacrificar. ¡Y junto con el estiércol, también ustedes serán desechados! 4 Así sabrán que yo les he dado este mandato para que mi alianza con Leví permanezca firme.» Lo dice el Señor todopoderoso.
5 «Mi alianza con Leví era de vida y paz, y la establecí para que me respetara; y él me respetó y mostró reverencia hacia mí. 6 Leví enseñaba la verdad y no había maldad en sus labios. Se conducía en paz y rectitud conmigo, y apartó a muchos de hacer lo malo. 7 Los sacerdotes son los que deben cuidar el conocimiento; la gente busca en ellos la instrucción, porque ellos son mensajeros del Señor todopoderoso.
8 »Pero ustedes, sacerdotes, se han apartado del buen camino; con sus enseñanzas han hecho tropezar a muchos. Así, ustedes han arruinado mi alianza con Leví. 9 Por eso, yo también haré que todo el pueblo los tenga por viles y despreciables; porque no me han obedecido y porque, además, cuando enseñan a la gente no tratan a todos por igual.» Lo dice el Señor todopoderoso.
La infidelidad de Israel
10 ¿Acaso no tenemos todos un mismo padre? ¿Acaso no nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, entonces, nos traicionamos unos a otros, violando así la alianza que hizo Dios con nuestros antepasados? 11 Judá es culpable de traición, y en Jerusalén y en Israel se cometen acciones horribles. Porque Judá ha violado el santuario amado del Señor al casarse con la hija de un dios extranjero. 12 ¡Que el Señor borre de nuestra nación a quienes hacen estas cosas, incluidos testigo y defensor, aunque traigan ofrendas al Señor todopoderoso!
13 Pero ustedes aún hacen más: cubren de lágrimas el altar del Señor, y lloran con grandes lamentos porque el Señor ya no acepta con gusto sus ofrendas. 14 ¿Y aún preguntan ustedes por qué? Pues porque el Señor es testigo de que tú has traicionado a la mujer de tu juventud. ¡Ella era tu compañera, y tú tenías un pacto con ella! 15 ¿Acaso Dios no los ha hecho un solo ser, de carne y espíritu? Y este ser ¿qué busca? Pues una descendencia dada por Dios. ¡Entonces tengan cuidado ustedes de su propio espíritu, y no traicionen a la mujer de su juventud! 16 El Señor todopoderoso, Dios de Israel, dice: «Yo aborrezco al que rechaza a su mujer y se contamina cometiendo violencia. ¡Cuídense, pues, de su propio espíritu, y no traicionen!»
El día del juicio
17 Ustedes han cansado al Señor con sus palabras; y todavía preguntan: «¿Pues qué hicimos para cansarlo?» Y es que ustedes han dicho que al Señor le agradan los que hacen lo malo, y que está contento con ellos; y también dicen que Dios no hace justicia.