1 Nuestra vida aquí en la tierra
es la de un soldado que cumple su servicio,
2 es la de un esclavo que anhela que oscurezca,
la de un peón que, ansioso, espera su salario.
3 Meses enteros me ha tocado vivir el desengaño,
vivir noche tras noche el sufrimiento.
4 Me acuesto y la noche se me hace interminable;
llega el alba sin que yo pueda dormir,
y pienso: ¿Cuándo habré de levantarme?
5 Tengo el cuerpo lleno de gusanos y de costras,
y me supuran las heridas de la piel.
6 Mis días se acercan a su fin, sin esperanza,
con la rapidez de una lanzadera de telar.

7 Recuerda, oh Dios, que mi vida es como un suspiro,
y que nunca más tendré felicidad.
8 Nadie podrá volver a verme;
pondrás en mí tus ojos, y dejaré de existir.
9-10 Como nube que pasa y se deshace,
así es el que baja al sepulcro:
jamás regresa de allí,
sus familiares no vuelven a verlo.
11 Por eso no puedo quedarme callado.
En mi dolor y mi amargura
voy a dar rienda suelta a mis quejas.
12 ¿Soy acaso un monstruo del mar
para que así me vigiles?
13 Cuando pienso que en la cama encontraré descanso
y que el sueño aliviará mis penas,
14 tú llenas mis sueños de terror;
¡me espantas con pesadillas!
15 Sería preferible que me estrangularas;
más me vale morir que seguir viviendo.
16 No puedo más. No quiero seguir con vida.
Déjame en paz, que mi vida es como un suspiro.
17 ¿Qué es el ser humano, que le das tanta importancia?
¿Por qué te preocupas por él?
18 ¿Por qué lo vigilas día tras día,
y lo pones a prueba a cada instante?
19 ¿Por qué no apartas de mí tu mirada
y al menos me dejas tragar saliva?
20 Si peco, ¿qué perjuicio te causo,
vigilante de la humanidad?
¿Por qué me tomas por blanco de tus flechas?
¿Acaso soy una carga para ti?
21 ¿No puedes perdonarme mi pecado?
¿No puedes perdonar el mal que he cometido?
Pronto habré de estar tendido sobre el polvo:
cuando me busques, habré dejado de existir.
1 Nuestra vida aquí en la tierra
es la de un soldado que cumple su servicio,
2 es la de un esclavo que anhela que oscurezca,
la de un peón que, ansioso, espera su salario.
3 Meses enteros me ha tocado vivir el desengaño,
vivir noche tras noche el sufrimiento.
4 Me acuesto y la noche se me hace interminable;
llega el alba sin que yo pueda dormir,
y pienso: ¿Cuándo habré de levantarme?
5 Tengo el cuerpo lleno de gusanos y de costras,
y me supuran las heridas de la piel.
6 Mis días se acercan a su fin, sin esperanza,
con la rapidez de una lanzadera de telar.

7 Recuerda, oh Dios, que mi vida es como un suspiro,
y que nunca más tendré felicidad.
8 Nadie podrá volver a verme;
pondrás en mí tus ojos, y dejaré de existir.
9-10 Como nube que pasa y se deshace,
así es el que baja al sepulcro:
jamás regresa de allí,
sus familiares no vuelven a verlo.
11 Por eso no puedo quedarme callado.
En mi dolor y mi amargura
voy a dar rienda suelta a mis quejas.
12 ¿Soy acaso un monstruo del mar
para que así me vigiles?
13 Cuando pienso que en la cama encontraré descanso
y que el sueño aliviará mis penas,
14 tú llenas mis sueños de terror;
¡me espantas con pesadillas!
15 Sería preferible que me estrangularas;
más me vale morir que seguir viviendo.
16 No puedo más. No quiero seguir con vida.
Déjame en paz, que mi vida es como un suspiro.
17 ¿Qué es el ser humano, que le das tanta importancia?
¿Por qué te preocupas por él?
18 ¿Por qué lo vigilas día tras día,
y lo pones a prueba a cada instante?
19 ¿Por qué no apartas de mí tu mirada
y al menos me dejas tragar saliva?
20 Si peco, ¿qué perjuicio te causo,
vigilante de la humanidad?
¿Por qué me tomas por blanco de tus flechas?
¿Acaso soy una carga para ti?
21 ¿No puedes perdonarme mi pecado?
¿No puedes perdonar el mal que he cometido?
Pronto habré de estar tendido sobre el polvo:
cuando me busques, habré dejado de existir.