Caída de Jerusalén
(2~R 24.20—25.212~Cr 36.17-21Jer 52.3-30)
1 En el mes décimo del año noveno del reinado de Sedequías en Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió. 2 El día nueve del mes cuarto del año once del reinado de Sedequías, el ejército enemigo entró en la ciudad, 3 y todos los oficiales del rey de Babilonia entraron y se instalaron en la puerta central. Eran Nergal Sarézer, Samgar Nebo, Sarsequín, alto funcionario de la corte, y otro Nergal Sarézer, también alto funcionario.
4 Cuando el rey Sedequías y sus soldados vieron lo que pasaba, huyeron de la ciudad. Salieron de noche por el camino de los jardines reales, por la puerta situada entre las dos murallas, y tomaron el camino del valle del Jordán. 5-6 Pero los soldados caldeos los persiguieron, y alcanzaron a Sedequías en la llanura de Jericó. Lo capturaron y lo llevaron ante el rey Nabucodonosor, que estaba en Ribla, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia de muerte y en su presencia degollaron a los hijos de Sedequías y a todos los nobles de Judá. 7 A Sedequías, mandó que le sacaran los ojos y que lo encadenaran para llevarlo a Babilonia.
8 Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas de la ciudad, y derribaron las murallas de Jerusalén. 9 Por último, Nabuzaradán, comandante de la guardia real, llevó desterrados a Babilonia tanto a los habitantes de la ciudad que aún quedaban como a los que se habían pasado a los caldeos; en fin, a todo el pueblo. 10 Solo dejó en el territorio de Judá a algunos de los más pobres, de los que no tenían nada, y ese día les dio viñedos y campos de cultivo.
Jeremías es puesto en libertad
11 El rey Nabucodonosor de Babilonia dio a Nabuzaradán, comandante de la guardia, las siguientes órdenes respecto de Jeremías: 12 «Tómalo bajo tu cuidado, y no lo trates mal, sino dale todo lo que te pida.» 13 Entonces Nabuzaradán, junto con Nebusazbán y Nergal Sarézer, dos altos funcionarios de la corte, y todos los demás oficiales del rey de Babilonia 14 mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron bajo el cuidado de Gedalías hijo de Ajicán y nieto de Safán, para que lo llevaran a su casa. Y así, Jeremías se quedó a vivir entre el pueblo.
Promesas a Ébed Mélec
15 Cuando Jeremías estaba todavía preso en el patio de la guardia, el Señor se dirigió a él, y le dijo: 16 «Ve y dile a Ébed Mélec, el etíope: “El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: Voy a cumplir lo que para mal y no para bien le he anunciado a esta ciudad. Cuando esto suceda, tú estarás presente. 17 Pero yo te protegeré, para que no caigas en poder de esa gente a la que temes. Yo, el Señor, lo afirmo. 18 Yo evitaré que te maten. Podrás escapar con vida porque confiaste en mí. Yo, el Señor, lo afirmo.”»
Caída de Jerusalén
(2~R 24.20—25.212~Cr 36.17-21Jer 52.3-30)
1 En el mes décimo del año noveno del reinado de Sedequías en Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió. 2 El día nueve del mes cuarto del año once del reinado de Sedequías, el ejército enemigo entró en la ciudad, 3 y todos los oficiales del rey de Babilonia entraron y se instalaron en la puerta central. Eran Nergal Sarézer, Samgar Nebo, Sarsequín, alto funcionario de la corte, y otro Nergal Sarézer, también alto funcionario.
4 Cuando el rey Sedequías y sus soldados vieron lo que pasaba, huyeron de la ciudad. Salieron de noche por el camino de los jardines reales, por la puerta situada entre las dos murallas, y tomaron el camino del valle del Jordán. 5-6 Pero los soldados caldeos los persiguieron, y alcanzaron a Sedequías en la llanura de Jericó. Lo capturaron y lo llevaron ante el rey Nabucodonosor, que estaba en Ribla, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia de muerte y en su presencia degollaron a los hijos de Sedequías y a todos los nobles de Judá. 7 A Sedequías, mandó que le sacaran los ojos y que lo encadenaran para llevarlo a Babilonia.
8 Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas de la ciudad, y derribaron las murallas de Jerusalén. 9 Por último, Nabuzaradán, comandante de la guardia real, llevó desterrados a Babilonia tanto a los habitantes de la ciudad que aún quedaban como a los que se habían pasado a los caldeos; en fin, a todo el pueblo. 10 Solo dejó en el territorio de Judá a algunos de los más pobres, de los que no tenían nada, y ese día les dio viñedos y campos de cultivo.
Jeremías es puesto en libertad
11 El rey Nabucodonosor de Babilonia dio a Nabuzaradán, comandante de la guardia, las siguientes órdenes respecto de Jeremías: 12 «Tómalo bajo tu cuidado, y no lo trates mal, sino dale todo lo que te pida.» 13 Entonces Nabuzaradán, junto con Nebusazbán y Nergal Sarézer, dos altos funcionarios de la corte, y todos los demás oficiales del rey de Babilonia 14 mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron bajo el cuidado de Gedalías hijo de Ajicán y nieto de Safán, para que lo llevaran a su casa. Y así, Jeremías se quedó a vivir entre el pueblo.
Promesas a Ébed Mélec
15 Cuando Jeremías estaba todavía preso en el patio de la guardia, el Señor se dirigió a él, y le dijo: 16 «Ve y dile a Ébed Mélec, el etíope: “El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: Voy a cumplir lo que para mal y no para bien le he anunciado a esta ciudad. Cuando esto suceda, tú estarás presente. 17 Pero yo te protegeré, para que no caigas en poder de esa gente a la que temes. Yo, el Señor, lo afirmo. 18 Yo evitaré que te maten. Podrás escapar con vida porque confiaste en mí. Yo, el Señor, lo afirmo.”»