Los ídolos no pueden salvar
1 El dios Bel se dobla,
y el dios Nebo rueda por el suelo.
Los ídolos son llevados sobre bestias,
y son pesada carga para animales cansados.
2 Los dioses se doblan y caen por tierra
sin que sean capaces de salvarse,
y ellos mismos son llevados al destierro.
3 «Óiganme, descendientes de Jacob,
todos los que aún quedan del pueblo de Israel:
desde antes que nacieran, yo he cargado con ustedes;
yo mismo los he llevado en mis brazos,
4 y seguiré haciéndolo cuando ya sean viejos;
aun cuando tengan canas, todavía los sostendré.
Yo los hice, y seguiré cargando con ustedes;
yo los sostendré y los salvaré.
5 »¿Con quién pueden ustedes compararme?
¿A quién piensan que puedo parecerme?
6 Hay algunos que sacan mucho oro de sus bolsas,
y pesan plata en la balanza;
contratan luego a un artesano para que les haga un dios,
ante el cual se inclinarán para adorarlo.
7 Lo cargan sobre los hombros y se lo llevan;
lo colocan sobre un soporte
y ahí se queda, sin moverse de su sitio.
Por más que ustedes griten y pidan ayuda,
ese dios no les responde
ni podrá salvarlos de su angustia.
8 »Recuerden esto, pecadores,
no se hagan ilusiones, piénsenlo bien;
9 recuerden lo que ha pasado desde tiempos antiguos.
Yo soy el único Dios, y no hay otro;
soy Dios, y no hay nadie igual a mí.
10 Yo anuncio el fin desde el principio;
anuncio el futuro desde mucho antes.
Yo digo: Mis planes se realizarán;
yo haré todo lo que me propongo.
11 He llamado a un hombre del oriente,
que vendrá de lejos, como un ave de rapiña
y llevará a cabo mis planes.
Así lo dije, y así lo haré;
ya he hecho mis planes, y los cumpliré.
12 Escúchenme, necios,
que consideran aún lejana la liberación:
13 Yo hago que se acerque mi acción liberadora;
mi salvación no tarda, no está lejos.
Yo daré a Sión la salvación,
y mi honor a Israel.
Los ídolos no pueden salvar
1 El dios Bel se dobla,
y el dios Nebo rueda por el suelo.
Los ídolos son llevados sobre bestias,
y son pesada carga para animales cansados.
2 Los dioses se doblan y caen por tierra
sin que sean capaces de salvarse,
y ellos mismos son llevados al destierro.
3 «Óiganme, descendientes de Jacob,
todos los que aún quedan del pueblo de Israel:
desde antes que nacieran, yo he cargado con ustedes;
yo mismo los he llevado en mis brazos,
4 y seguiré haciéndolo cuando ya sean viejos;
aun cuando tengan canas, todavía los sostendré.
Yo los hice, y seguiré cargando con ustedes;
yo los sostendré y los salvaré.
5 »¿Con quién pueden ustedes compararme?
¿A quién piensan que puedo parecerme?
6 Hay algunos que sacan mucho oro de sus bolsas,
y pesan plata en la balanza;
contratan luego a un artesano para que les haga un dios,
ante el cual se inclinarán para adorarlo.
7 Lo cargan sobre los hombros y se lo llevan;
lo colocan sobre un soporte
y ahí se queda, sin moverse de su sitio.
Por más que ustedes griten y pidan ayuda,
ese dios no les responde
ni podrá salvarlos de su angustia.
8 »Recuerden esto, pecadores,
no se hagan ilusiones, piénsenlo bien;
9 recuerden lo que ha pasado desde tiempos antiguos.
Yo soy el único Dios, y no hay otro;
soy Dios, y no hay nadie igual a mí.
10 Yo anuncio el fin desde el principio;
anuncio el futuro desde mucho antes.
Yo digo: Mis planes se realizarán;
yo haré todo lo que me propongo.
11 He llamado a un hombre del oriente,
que vendrá de lejos, como un ave de rapiña
y llevará a cabo mis planes.
Así lo dije, y así lo haré;
ya he hecho mis planes, y los cumpliré.
12 Escúchenme, necios,
que consideran aún lejana la liberación:
13 Yo hago que se acerque mi acción liberadora;
mi salvación no tarda, no está lejos.
Yo daré a Sión la salvación,
y mi honor a Israel.