Advertencia a Samaria
1 ¡Ay de Samaria, orgullo y corona de Efraín,
ese pueblo borracho que domina el fértil valle;
ciudad llena de gente dominada por el vino,
que se luce con adornos de flores marchitas.
2 El Señor tiene reservado un hombre fuerte,
poderoso como tormenta de granizo,
como terrible tempestad,
como lluvia torrencial,
como incontenible inundación,
que con la mano echará por tierra,
3 y con los pies aplastará
a la ciudad que se cree orgullo y corona de Efraín,
4 que se luce con adornos de flores marchitas,
a ese pueblo borracho que domina el fértil valle;
será devorada como los primeros higos del verano:
en cuanto alguien los ve, los corta y se los come.
5 Cuando llegue ese día,
el Señor todopoderoso será una corona gloriosa,
un adorno magnífico para los sobrevivientes de su pueblo;
6 inspirará justicia a los jueces en el tribunal,
y valor a los soldados que defiendan la ciudad.
Advertencias y promesas a Jerusalén
7 También hay otros que por el vino se descarriaron,
y que por las bebidas fuertes dan traspiés:
los sacerdotes y los profetas se descarriaron
por las bebidas fuertes;
se entorpecen con el vino;
dan traspiés por las bebidas fuertes,
y ebrios se tambalean cuando tienen visiones,
y totalmente borrachos dictan sentencia.
8 Todas las mesas rebosan de vómito asqueroso;
¡no hay un solo lugar limpio!
9 Hablan de mí y, burlones, murmuran:
«¡Venir a darnos lecciones a nosotros,
a enseñarnos lo que Dios ha revelado!
¡Como si fuéramos niños chiquitos
10 que apenas estuvieran deletreando:
ba be bi bo bu!»
11 Pues bien, si no hacen caso,
será en un lenguaje enredado, en un idioma extraño,
como Dios hablará a este pueblo.
12 Ya él les había dicho:
«Aquí está la calma,
aquí está el descanso;
que descanse el fatigado.»
Pero no quisieron escucharlo.
13 Por eso el Señor les hablará
como si fueran niños chiquitos
que estuvieran aprendiendo a leer.
Y así, cuando caminen, se irán de espaldas,
y quedarán lastimados;
caerán en la trampa, y quedarán atrapados.
14 Escuchen, pues, la palabra del Señor,
gente insolente que gobierna al pueblo de Jerusalén.
15 Ustedes dicen:
«Hemos hecho un pacto con la muerte,
un contrato con el reino de los muertos,
para que no nos alcance la calamidad
cuando ese mal terrible llegue.
Hemos buscado refugio en las mentiras,
y encontramos protección en el engaño.»
16 Por eso, el Señor dice:
«Voy a poner en Sión una piedra,
una piedra escogida y muy valiosa,
que será la piedra principal
y servirá de fundamento.
El que esté firme podrá estar tranquilo.
17 En esa construcción usaré por plomada la justicia
y por nivel la rectitud.»
El refugio que ustedes habían buscado en las mentiras
lo destruirá el granizo,
y el agua arrasará el escondite
donde buscan protección.
18 Su pacto con la muerte quedará anulado;
su trato con el reino de los muertos perderá validez.
Sobrevendrá una terrible calamidad
que a ustedes los aplastará.
19 Cada vez que venga, los arrastrará.
Vendrá día y noche, mañana tras mañana;
el solo oír la noticia los hará temblar.
20 Será como acostarse en una cama estrecha
y abrigarse con una manta corta.
21 El Señor actuará como en el monte Perasín;
intervendrá como en el valle de Gabaón,
para ejecutar su acción, por extraña que parezca,
para llevar a cabo su obra, su obra misteriosa.
22 Así que, ¡no más insolencia!,
no sea que se les ajusten más las cadenas.
Porque he oído que el Señor todopoderoso
ha decretado la destrucción de todo el país.
23 Pongan atención, escuchen lo que digo,
oigan con cuidado mis palabras:
24 Cuando un agricultor sale a sembrar,
no se pasa todo el tiempo arando,
rompiendo, o rastrillando su terreno.
25 ¿Acaso, luego de haberlo aplanado,
no esparce las semillas de eneldo o de comino,
y entonces siembra trigo en los surcos,
y en los bordes siembra cebada y centeno?
26 Dios le enseña cómo debe hacerlo.
27 Porque el eneldo no se trilla,
ni sobre el comino se hace rodar una carreta;
sino que el eneldo se sacude con un palo
y el comino, con una vara.
28 El trigo se trilla, sí, pero no mucho tiempo;
se hacen pasar las ruedas de la carreta
y así el grano se separa, sin machacarlo.
29 Lo mismo hace el Señor todopoderoso.
El Señor hace planes admirables,
y los lleva a cabo con gran sabiduría.
Advertencia a Samaria
1 ¡Ay de Samaria, orgullo y corona de Efraín,
ese pueblo borracho que domina el fértil valle;
ciudad llena de gente dominada por el vino,
que se luce con adornos de flores marchitas.
2 El Señor tiene reservado un hombre fuerte,
poderoso como tormenta de granizo,
como terrible tempestad,
como lluvia torrencial,
como incontenible inundación,
que con la mano echará por tierra,
3 y con los pies aplastará
a la ciudad que se cree orgullo y corona de Efraín,
4 que se luce con adornos de flores marchitas,
a ese pueblo borracho que domina el fértil valle;
será devorada como los primeros higos del verano:
en cuanto alguien los ve, los corta y se los come.
5 Cuando llegue ese día,
el Señor todopoderoso será una corona gloriosa,
un adorno magnífico para los sobrevivientes de su pueblo;
6 inspirará justicia a los jueces en el tribunal,
y valor a los soldados que defiendan la ciudad.
Advertencias y promesas a Jerusalén
7 También hay otros que por el vino se descarriaron,
y que por las bebidas fuertes dan traspiés:
los sacerdotes y los profetas se descarriaron
por las bebidas fuertes;
se entorpecen con el vino;
dan traspiés por las bebidas fuertes,
y ebrios se tambalean cuando tienen visiones,
y totalmente borrachos dictan sentencia.
8 Todas las mesas rebosan de vómito asqueroso;
¡no hay un solo lugar limpio!
9 Hablan de mí y, burlones, murmuran:
«¡Venir a darnos lecciones a nosotros,
a enseñarnos lo que Dios ha revelado!
¡Como si fuéramos niños chiquitos
10 que apenas estuvieran deletreando:
ba be bi bo bu!»
11 Pues bien, si no hacen caso,
será en un lenguaje enredado, en un idioma extraño,
como Dios hablará a este pueblo.
12 Ya él les había dicho:
«Aquí está la calma,
aquí está el descanso;
que descanse el fatigado.»
Pero no quisieron escucharlo.
13 Por eso el Señor les hablará
como si fueran niños chiquitos
que estuvieran aprendiendo a leer.
Y así, cuando caminen, se irán de espaldas,
y quedarán lastimados;
caerán en la trampa, y quedarán atrapados.
14 Escuchen, pues, la palabra del Señor,
gente insolente que gobierna al pueblo de Jerusalén.
15 Ustedes dicen:
«Hemos hecho un pacto con la muerte,
un contrato con el reino de los muertos,
para que no nos alcance la calamidad
cuando ese mal terrible llegue.
Hemos buscado refugio en las mentiras,
y encontramos protección en el engaño.»
16 Por eso, el Señor dice:
«Voy a poner en Sión una piedra,
una piedra escogida y muy valiosa,
que será la piedra principal
y servirá de fundamento.
El que esté firme podrá estar tranquilo.
17 En esa construcción usaré por plomada la justicia
y por nivel la rectitud.»
El refugio que ustedes habían buscado en las mentiras
lo destruirá el granizo,
y el agua arrasará el escondite
donde buscan protección.
18 Su pacto con la muerte quedará anulado;
su trato con el reino de los muertos perderá validez.
Sobrevendrá una terrible calamidad
que a ustedes los aplastará.
19 Cada vez que venga, los arrastrará.
Vendrá día y noche, mañana tras mañana;
el solo oír la noticia los hará temblar.
20 Será como acostarse en una cama estrecha
y abrigarse con una manta corta.
21 El Señor actuará como en el monte Perasín;
intervendrá como en el valle de Gabaón,
para ejecutar su acción, por extraña que parezca,
para llevar a cabo su obra, su obra misteriosa.
22 Así que, ¡no más insolencia!,
no sea que se les ajusten más las cadenas.
Porque he oído que el Señor todopoderoso
ha decretado la destrucción de todo el país.
23 Pongan atención, escuchen lo que digo,
oigan con cuidado mis palabras:
24 Cuando un agricultor sale a sembrar,
no se pasa todo el tiempo arando,
rompiendo, o rastrillando su terreno.
25 ¿Acaso, luego de haberlo aplanado,
no esparce las semillas de eneldo o de comino,
y entonces siembra trigo en los surcos,
y en los bordes siembra cebada y centeno?
26 Dios le enseña cómo debe hacerlo.
27 Porque el eneldo no se trilla,
ni sobre el comino se hace rodar una carreta;
sino que el eneldo se sacude con un palo
y el comino, con una vara.
28 El trigo se trilla, sí, pero no mucho tiempo;
se hacen pasar las ruedas de la carreta
y así el grano se separa, sin machacarlo.
29 Lo mismo hace el Señor todopoderoso.
El Señor hace planes admirables,
y los lleva a cabo con gran sabiduría.