Octava respuesta de Job
1 Job volvió a tomar la palabra y dijo:

2 «Dios me tiene amargado
y no quiere hacerme justicia,
pero juro en su nombre
3 que mientras yo tenga vida
4 jamás diré otra cosa
que no sea la verdad.
5-6 Mientras tenga yo vida,
insistiré en mi inocencia
y jamás les daré la razón.
¡No tengo de qué avergonzarme!

7 »¡Dios quiera que mis enemigos
tengan la muerte que merecen
los injustos y malvados!
8 No hay esperanza para el malvado
si Dios le quita la vida.
9 Cuando los domina la angustia,
Dios no escucha sus ruegos,
10 pues el malvado no ama a Dios
y jamás le pide ayuda.

11 »Voy a mostrarles el poder de Dios
y no ocultaré sus planes,
12 pero si ya los conocen,
¿por qué dicen tantas tonterías?»
Tercera participación de Zofar
13 Zofar respondió:

«Dios espera el momento
de castigar a los malvados;
y este será su castigo:
14 Aunque tengan muchos hijos,
unos morirán de hambre
y otros, en la guerra.
15 Si algunos quedan con vida,
morirán de alguna enfermedad
y sus viudas no llorarán por ellos.
16 Aunque lleguen a amontonar
mucha plata y vestidos,
17 la gente buena e inocente
disfrutará de todo eso.

18 »¡Resiste más una telaraña,
o una choza de paja,
que las casas de los malvados!
19 Por la noche, se acuestan ricos;
por la mañana, amanecen pobres;
20 ¡una lluvia de cosas terribles
cae sobre ellos por la noche!
21-22 Del oriente sopla un fuerte viento,
y sin compasión los arrebata;
quisieran librarse de su poder,
pero el viento se los lleva
y desaparecen para siempre.
23 Así terminan los malvados,
entre burlas y silbidos».
Job describe el castigo de los malos
1 Reasumió Job su discurso, y dijo:

2 Vive Dios, que ha quitado mi derecho,
Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,
3 Que todo el tiempo que mi alma esté en mí,
Y haya hálito de Dios en mis narices,
4 Mis labios no hablarán iniquidad,
Ni mi lengua pronunciará engaño.
5 Nunca tal acontezca que yo os justifique;
Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad.
6 Mi justicia tengo asida, y no la cederé;
No me reprochará mi corazón en todos mis días.

7 Sea como el impío mi enemigo,
Y como el inicuo mi adversario.
8 Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado,
Cuando Dios le quitare la vida?
9 ¿Oirá Dios su clamor
Cuando la tribulación viniere sobre él?
10 ¿Se deleitará en el Omnipotente?
¿Invocará a Dios en todo tiempo?
11 Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios;
No esconderé lo que hay para con el Omnipotente.
12 He aquí que todos vosotros lo habéis visto;
¿Por qué, pues, os habéis hecho tan enteramente vanos?

13 Esta es para con Dios la porción del hombre impío,
Y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente:
14 Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada;
Y sus pequeños no se saciarán de pan.
15 Los que de él quedaren, en muerte serán sepultados,
Y no los llorarán sus viudas.
16 Aunque amontone plata como polvo,
Y prepare ropa como lodo;
17 La habrá preparado él, mas el justo se vestirá,
Y el inocente repartirá la plata.
18 Edificó su casa como la polilla,
Y como enramada que hizo el guarda.
19 Rico se acuesta, pero por última vez;
Abrirá sus ojos, y nada tendrá.
20 Se apoderarán de él terrores como aguas;
Torbellino lo arrebatará de noche.
21 Le eleva el solano, y se va;
Y tempestad lo arrebatará de su lugar.
22 Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará;
Hará él por huir de su mano.
23 Batirán las manos sobre él,
Y desde su lugar le silbarán.