Restauración de Israel
1 Dios me dijo:
2 «Jeremías, yo soy el Dios de Israel y te ordeno que pongas por escrito todo lo que te he dicho hasta ahora. 3 Viene el día en que haré volver de la esclavitud a Israel y a Judá. Los dos son mi pueblo, y los traeré a la tierra que les di a sus antepasados. Te juro que así lo haré».
4-5 En cuanto a Israel y a Judá, Dios me dijo:
«Se oyen gritos de espanto,
de terror y de preocupación.
6 ¿Por qué están pálidos los hombres?
¡Los veo retorcerse de dolor,
como si fueran a tener un hijo!
¡Pregunten, y todos les dirán
que los hombres no dan a luz!
7-8 Viene un día terrible,
como nunca ha habido otro.
Cuando llegue ese día,
mi pueblo sufrirá muchísimo,
pero al final lo salvaré;
romperé las cadenas de su esclavitud,
lo libraré del poder que lo domina,
y nunca más volverá a ser
esclavo de extranjeros.
¡Les juro que así lo haré!
9-10 »Mi amado pueblo de Israel,
no tengas miedo ni te asustes,
porque a ti y a tus hijos
los libraré de la esclavitud
que sufren en Babilonia.
Podrán vivir seguros y tranquilos;
no volverán a tener miedo de nadie.
»Yo soy tu Dios,
y solo a mí me adorarás.
Servirás al rey,
porque el rey que te daré
reinará como David.
11 »Yo soy tu Dios;
yo estoy contigo para salvarte.
Destruiré a todas las naciones
por las que te he dispersado.
A ti no te voy a destruir,
pero te daré el castigo que mereces.
Te juro que así lo haré».
12 Dios también le dijo a Jerusalén:
«Tu herida es una llaga
que ya no tiene remedio.
13 No hay nadie que te defienda;
no hay medicina que te sirva;
jamás volverás a estar sano.
14-15 Los países en que confiabas
te han olvidado;
¡ya no les importas!
Yo te he causado dolor,
como si fuera tu enemigo.
Pero no tiene caso que te quejes;
¡para tu dolor ya no hay remedio!
Te he castigado y corregido,
porque has cometido muchos pecados.
16 »Por esa misma razón,
los que te roben serán robados,
los que te ataquen serán atacados,
y los que te destruyan serán destruidos.
Castigaré a todos tus enemigos
y los mandaré como esclavos
a las naciones más lejanas.
17 Pero a ti te curaré las heridas.
No importa que todos te desprecien
y te llamen “Ciudad abandonada”».
18 Dios también les dijo a los israelitas:
«Haré volver a los prisioneros,
y los trataré con amor y compasión.
Jerusalén será reconstruida,
y el palacio volverá a edificarse.
19 En las calles volverán a oírse
alabanzas y gritos de alegría.
Yo les daré muchos hijos,
y volverán a ser un pueblo numeroso;
volverán a ser un pueblo respetado.
20 »Ustedes, pueblo de Israel,
volverán a ser importantes,
pues yo les devolveré su fuerza.
¡Castigaré a todos sus enemigos!
21 Del mismo pueblo saldrá su rey,
a quien permitiré estar en mi presencia,
aunque no a todos se lo permito.
22 Ustedes serán mi pueblo,
y yo seré su Dios.
Les juro que así será.
23 »Mi enojo es como una tormenta
que azotará a los malvados.
24 Solo me calmaré
cuando mis planes se hayan cumplido.
Esto ahora no lo entienden,
pero un día lo entenderán».
Dios promete que los cautivos volverán
1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. 3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.
4 Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. 6 Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. 7 ¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.
8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.
10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. 11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.
12 Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. 13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces. 14 Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados. 15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. 16 Pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. 17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
18 Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. 19 Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados. 20 Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada; y castigaré a todos sus opresores. 21 De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová. 22 Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.
23 He aquí, la tempestad de Jehová sale con furor; la tempestad que se prepara, sobre la cabeza de los impíos reposará. 24 No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto.