Jerusalén no vale nada
1 Dios también me dijo:

2 «Hombre mortal,
si fueras a sacar madera,
no la sacarías de una vid.
3 Su tronco no sirve
para hacer muebles,
ni para colgar nada.
4 Solo sirve como leña;
en cuanto se queman sus puntas,
y el centro se hace carbón,
¡ya no sirve para nada!
5 Y si no es buena como leña,
¡mucho menos como carbón!

6 »Por eso yo les digo:
Los habitantes de Jerusalén
son como esa leña;
¡sirven solo para avivar el fuego!
7 Yo pelearé contra ellos,
y aunque se escapen de un fuego,
otro fuego los consumirá.
Cuando yo me enfrente a ellos,
reconocerán que yo soy su Dios.
8 Puesto que fueron infieles,
yo convertiré su país en desierto.
Yo soy el Dios de Israel,
y cumpliré mi palabra».
Jerusalén es como una vid inútil
1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque? 3 ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa? 4 He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna? 5 He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna; ¿cuánto menos después que el fuego la hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para obra alguna? 6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén. 7 Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon, fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos. 8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice Jehová el Señor.