Proverbios sobre la vida y la conducta
1 Del hombre son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
5 Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará impune.
6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.
8 Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
9 El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.
10 Oráculo hay en los labios del rey;
En juicio no prevaricará su boca.
11 Peso y balanzas justas son de Jehová;
Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
12 Abominación es a los reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será afirmado el trono.
13 Los labios justos son el contentamiento de los reyes,
Y estos aman al que habla lo recto.
14 La ira del rey es mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la evitará.
15 En la alegría del rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es llamado prudente,
Y la dulzura de labios aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
24 Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
25 Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.
26 El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.
27 El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
28 El hombre perverso levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo,
Y le hace andar por camino no bueno.
30 Cierra sus ojos para pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa el mal.
31 Corona de honra es la vejez
Que se halla en el camino de justicia.
32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.
1 Puede la humanidad trazar sus planes,
pero el Señor tiene la última palabra.

2 Puede el hombre aprobar todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.

3 Pon tus obras en las manos del Señor
y tus planes se verán realizados.

4 El Señor lo hace todo con un propósito;
hasta el malvado tiene su propio día.

5 El Señor no soporta a los orgullosos,
y tarde o temprano tendrán su castigo.

6 Con amor y verdad se perdona el pecado;
con la honra al Señor se aleja uno del mal.

7 Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre,
hasta a sus enemigos los pone en paz con él.

8 Vale más ganar poco honradamente,
que ganar mucho de modo injusto.

9 La humanidad puede hacer planes,
pero el Señor determina el rumbo.

10 Si el rey habla de parte de Dios,
no dicta sentencias injustas.

11 Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor;
todas las pesas son obra suya.

12 Los reyes reprueban las malas acciones,
porque el trono se basa en la justicia.

13 Los reyes aman y ven con agrado
a quien habla con justicia y rectitud.

14 La ira del rey es mensajera de muerte,
y es de sabios saber calmarla.

15 La alegría del rey es promesa de vida;
su buena voluntad es como nube de lluvia.

16 Más vale ganar sabiduría que oro;
más vale tener entendimiento que plata.

17 La norma de los justos es apartarse del mal;
cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.

18 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.

19 Más vale ser humilde entre los pobres
que compartir riquezas entre los orgullosos.

20 A quien bien administra, bien le va;
¡cuán dichoso es quien confía en el Señor!

21 A quien piensa sabiamente, se le llama inteligente;
las palabras amables convencen mejor.

22 Tener buen juicio es tener una fuente de vida;
instruir a los necios es también necedad.

23 Quien piensa sabiamente, se sabe expresar,
y sus palabras convencen mejor.

24 Las palabras dulces son un panal de miel:
endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas.

25 Hay caminos que nos parecen derechos,
pero al final de ellos encontramos la muerte.

26 El hambre del trabajo nos impulsa a trabajar;
el apetito que despierta nos empuja a hacerlo.

27 El malvado es un horno de maldad;
¡hasta sus palabras son como llamas de fuego!

28 El perverso provoca peleas;
el chismoso genera enemistades.

29 El violento engaña a su amigo
y lo desvía hacia el mal camino.

30 Quien guiña los ojos planea hacer lo malo;
quien se muerde los labios ya lo ha cometido.

31 Las canas son la digna corona
que se gana la conducta honrada.

32 Más vale ser paciente que valiente;
más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.

33 El hombre echa las suertes,
y el Señor decide el resultado.