Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1.1-8Lc. 3.1-9Lc. 15-17Jn. 1.19-28)
1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3 Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
El bautismo de Jesús
(Mr. 1.9-11Lc. 3.21-22)
13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Juan el Bautista en el desierto
(Mc 1.1-8Lc 3.1-9Lc 15-17Jn 1.19-28)
1 Por esos días, Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judea, 2 y decía: «¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!»
3 A Juan se refería el profeta Isaías cuando dijo:
«Una voz grita en el desierto:
“¡Preparen el camino del Señor!
¡Ábranle un camino recto!”»
4 La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y se alimentaba de langostas y miel del monte. 5 La gente de Jerusalén y de Judea, y de toda la región cercana al Jordán, acudía a él para oírlo. 6 Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba allí, en el río Jordán.
7 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos acudían a él para que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del terrible castigo que se acerca? 8 Demuestren con hechos que se han vuelto al Señor, 9 y no presuman diciéndose a sí mismos: “Nosotros somos descendientes de Abrahán”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas en descendientes de Abrahán. 10 El hacha ya está lista para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. 11 Yo, en verdad, los bautizo con agua para que se vuelvan a Dios, pero el que viene después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle sus sandalias. 12 Trae en la mano su pala, para limpiar el trigo y separarlo de la paja. Guardará entonces el trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apaga.»
Jesús es bautizado
(Mc 1.9-11Lc 3.21-22)
13 Jesús salió de Galilea hacia el río Jordán, donde estaba Juan, para que este lo bautizara. 14 Al principio Juan quería impedírselo, y le dijo:
—Soy yo quien debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
15 Jesús le contestó:
—Déjalo así por ahora, pues conviene que cumplamos todo lo que Dios manda.
Entonces Juan consintió. 16 En cuanto Jesús fue bautizado y salió del agua, el cielo se abrió y Juan vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él como una paloma. 17 De pronto, se oyó una voz del cielo, que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»