¿SOLOS?
«Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi pastor y siempre estás a
mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza.» (Salmos 23.4, página 897)
El vecindario se conmovió por un hecho delictivo serio. Dos adolescentes llegaron por la madrugada y
asaltaron a los empleados de una empresa de transporte. El momento más dramático fue cuando uno
de los jóvenes, que parecía estar bajo los efectos de la droga, disparó su arma de fuego contra una
de las personas del lugar.
De inmediato los delincuentes escaparon, se llevaron un vehículo y algo de dinero, pero como saldo
un hombre herido quedó tirado en el suelo.
La ambulancia no llegaba y la víctima perdía mucha sangre, por eso, sus compañeros decidieron
trasladarla por su cuenta al hospital más cercano, en donde lograron salvarle la vida.
Cuando regresó a su casa, después de varios días de cuidados médicos intensivos, aquel hombre le
comentaba a sus vecinos: «Al principio no me di cuenta de que la bala había entrado en mi cuerpo,
pero un instante después comencé a sentir una profunda y gran soledad interior. ¡Tenía mucho miedo
de morir!»
¿No es cierto que a veces nos sentimos solos? Quizás nunca lleguemos a experimentar una situación
límite como la persona que fue víctima de la herida de bala, pero tal vez nos pase lo que a tanta
gente: sentirnos muy solos a pesar de vivir rodeados de otras personas.
¿Acaso sentimos que todos, incluso Dios, nos han abandonado?
Cuando nos sintamos solos y abandonados, recordemos las palabras del Salmo 23, que escribió el
rey David, y permitamos que nuestro corazón cobre nuevo aliento. ¡Porque Dios está a nuestro lado
siempre!
Sumérgete: Las emociones y los estados de ánimo pueden variar, pero las promesas de la Biblia
siempre serán una realidad que podremos aplicar en todo momento y en cada situación que debamos
enfrentar.