El sufrimiento es una realidad que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Aunque es una experiencia universal, cada persona la vive de manera única y personal. Algunas personas enfrentan el sufrimiento con fortaleza y fe, mientras que otras luchan para encontrar sentido y propósito en medio de su dolor. Desde una perspectiva cristiana, el sufrimiento puede ser visto como un medio para un fin mayor y como una oportunidad para crecer y fortalecer nuestra fe.

El sufrimiento en la Biblia

La Biblia está llena de historias de personas que enfrentaron el sufrimiento. Desde la historia de Job, quien perdió todo lo que tenía, hasta el apóstol Pablo, quien enfrentó la persecución y el encarcelamiento, la Biblia ofrece muchas perspectivas sobre el sufrimiento. En muchos casos, el sufrimiento es presentado como una prueba de fe y como una oportunidad para crecer en ella. Como se menciona en la carta del apóstol Santiago, «Considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia» (Santiago 1.2-3). Santiago no dice que la prueba sea algo dichoso, sino que nos consideremos dichosos al pasar por pruebas.

La Biblia también presenta a Dios como un Dios de consuelo y compasión que está cerca de aquellos que sufren. En el Salmo 34, dice: «Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu» (Salmos 34.18). En el Nuevo Testamento, Jesús mismo fue un ejemplo de compasión y cercanía con aquellos que sufrían. Él lloró con los que lloraban y se compadeció de los enfermos y los necesitados.

La razón del sufrimiento

Aunque la Biblia no ofrece una respuesta completa a la pregunta de la razón del sufrimiento, sí ofrece algunas perspectivas útiles. En el libro de Génesis, se presenta el sufrimiento como una consecuencia del pecado humano. Después de que Adán y Eva desobedecieron a Dios, el sufrimiento y la muerte entraron en el mundo (Génesis 3). En algunos casos, el sufrimiento puede ser el resultado directo de nuestras propias acciones o decisiones.

Sin embargo, la Biblia también presenta el sufrimiento como una realidad inevitable en este mundo caído. Jesús mismo dijo: «En el mundo tendrás aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo» (Juan 16.33). Aunque el sufrimiento puede ser doloroso e incluso desgarrador, debemos recordar que nada de lo que nos pasa está fuera del control de Dios, ya sea porque él lo manda o lo permite. Debemos recordar las palabras del apóstol Pablo: «Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito» (Romanos 8.28). Aun el sufrimiento está dentro de aquellas cosas que Dios dispone para nuestro bien.

El propósito del sufrimiento

Aunque el sufrimiento puede ser difícil de entender y aceptar, la Biblia presenta el sufrimiento como una oportunidad para crecer y fortalecer nuestra fe. El profeta Jeremías, que desarrolló su ministerio en uno de los tiempos más oscuros de la historia de Israel —mientras el pueblo de Dios estaba exiliado en Babilonia—, dijo: «Solo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tenga un futuro lleno de esperanza —Palabra del Señor» (Jeremías 29.11). Aunque puede ser difícil de creer en el momento del sufrimiento, Dios tiene un plan para nuestras vidas y puede usar el sufrimiento para llevarnos más cerca de él y a un futuro mejor.

El sufrimiento también puede ser una oportunidad para desarrollar la compasión y empatía hacia los demás. Si personalmente hemos experimentado el sufrimiento, podemos ser más compasivos y comprensivos con aquellos que están pasando por dificultades similares. El apóstol Pablo escribió: «[Dios] nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros estamos consolados por Dios» (2 Corintios 1.4).

La respuesta cristiana al sufrimiento

Desde una perspectiva cristiana, la respuesta al sufrimiento no es simplemente aceptarlo pasivamente, sino buscar la ayuda y la sanidad que Dios ofrece. La oración y la lectura de la Biblia pueden ser una fuente de consuelo y fortaleza en tiempos de sufrimiento. También es importante buscar apoyo de la comunidad cristiana, incluyendo amigos y líderes de la iglesia. La comunidad puede ofrecer consuelo, oración y ayuda práctica en momentos de necesidad.

Además, es importante recordar que el sufrimiento no es eterno. Como cristianos, creemos en la vida después de la muerte y en un futuro en el que ya no habrá más dolor, llanto ni sufrimiento. En el libro del Apocalipsis, se presenta una visión de un futuro en el que Dios enjugará toda lágrima y no habrá más dolor ni sufrimiento (Apocalipsis 21.4).

En conclusión, el sufrimiento es una realidad inevitable en este mundo caído, pero desde una perspectiva cristiana, puede ser una oportunidad para crecer y fortalecer nuestra fe, desarrollar la compasión hacia los demás y buscar ayuda y sanidad en Dios y en la comunidad cristiana. Aunque el sufrimiento puede ser doloroso y difícil de aceptar, podemos confiar en el plan de Dios para nuestras vidas y en su promesa de un futuro en el que ya no habrá más dolor ni sufrimiento.

Este articulo ha sido tomado de “Vive la Biblia”, sitio web de las Sociedades Bíblicas Unidas.