«No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.» (Juan 17.15).
¿Cómo sería vivir en una «burbuja», encerrado y aislado del resto de la gente?
Tal vez al principio sentiríamos alivio por no tener que tratar a ciertas personas o, quizás experimentaríamos una sensación de seguridad, algo así como una libertad emocional en la que nadie podría dañarnos. Sin embargo, todos sabemos que es imposible. ¡Nadie puede vivir en una «burbuja» toda su vida!
Hay muchas maneras de escaparse de la realidad: hacer de cuenta que todo está bien, que no hay problemas, que el dolor no nos afecta, que las tristezas de los demás ni siquiera nos importan. Tal vez haya gente que pueda vivir así por muchos años. Pero tarde o temprano llegará el momento en el que no habrá más posibilidad de escaparse de la realidad.
Por eso, ¡no huyamos de las situaciones ni tratemos de aislarnos de nuestras responsabilidades! Esas actitudes jamás han beneficiado a nadie ni han producido resultado positivo alguno.
¡Vivamos la vida! ¡Digamos lo que tengamos que decir! ¡Animémonos a enfrentar nuestros miedos! ¡Esforcémonos por lograr nuestros objetivos! ¡Cultivemos las virtudes que harán de nosotros mejores personas! ¡Celebremos cada oportunidad que Dios nos regala para brillar y servirle! ¡Sintamos la felicidad de vivir comprometidos con Jesús!
Sí. ¡Es hora de que rompamos la burbuja y nos arriesguemos a vivir la vida! ¡Confiemos en nuestro Creador! Su compañía y sus fuerzas jamás nos faltarán.
Sumérgete: Pensemos en las distintas maneras que la gente utiliza para escaparse de la realidad y evadir sus responsabilidades. ¿Cuál debería ser nuestra actitud? ¿Qué podemos aprender de su experiencia?
Este articulo ha sido tomado de “Vive la Biblia”, sitio web de las Sociedades Bíblicas Unidas.